Tras la post-cosecha y la caída de hoja de los frutales, comienza un periodo a partir del cual podemos realizar la poda de nuestros árboles frutales.

Mediante la poda regularemos la fructificación y crecimiento vegetativo del árbol y, por lo tanto, vamos a ayudar a conseguir un fruto de calidad. Es decir, con la poda vamos a controlar la carga del árbol en lo que a yemas se refiere, o lo que es lo mismo, el número potencial de frutos que podrían cuajar en el siguiente ciclo biológico. Por ejemplo, una poda deficiente supondría un elevado número de frutos de pequeño tamaño que el árbol no será capaz de madurar correctamente; por el contrario, una poda severa o excesiva conllevaría una escasa producción.

En general, la mejor época para realizar la poda de los frutales es invierno, aunque con ciertas salvedades:

  • Si el clima de la zona donde se encuentre nuestra plantación se caracteriza por tener heladas severas y temperaturas muy bajas, sería recomendable evitar los días más fríos y retrasar la poda lo máximo posible, incluso a los últimos días del invierno.
  • En zonas cálidas con inviernos suaves, podríamos adelantar la poda a inicios de la época invernal.

Existen diferentes herramientas de poda, que en cualquier caso, deben adaptarse al diámetro de la rama a cortar, permitiendo un corte limpio y sin desgarros. Tras su uso deben limpiarse y desinfectarse, incluso es conveniente realizar esta desinfección periódicamente durante la jornada de poda para prevenir la proliferación de enfermedades de madera de una planta a otra.

Poda - síntomas externos iniciales asociados a hongos patógenos

Síntomas externos iniciales asociados a hongos patógenos de la madera en almendro. Se aprecia clorosis de hojas, decaimiento y marchitez en unas de las ramas principales (Olmo et al., 2017)

Son varias las enfermedades de madera que afectan a los frutales. Por los órganos que infectan, este tipo de patologías tienen unas características de desarrollo, dispersión y control específicas y distintas de las enfermedades foliares, las de los frutos o las de cuello y raíz.

Las enfermedades de madera son consecuencia del ataque de un grupo de hongos que se encuentran presentes en el medio y que, aprovechando orificios de entrada como las heridas o los cortes de poda, colonizan la madera, provocando síntomas diversos como son la decoloración y necrosis del tejido vascular, manchas o clorosis foliares con patrones característicos, retrasos en la brotación y muerte de yemas, abortos florales, disminución de la productividad e incluso la muerte del árbol.

A diferencia de otras enfermedades fúngicas como por ejemplo las foliares, las enfermedades de madera no muestran síntomas visuales en la planta durante los primeros estados de infección, lo que permite el progreso de la enfermedad al no existir señales obvias que alerten al agricultor para aplicar medidas culturales o tratamientos químicos para su control.

2. Poda - enfermedades de la madera de la vid

Enfermedades de la madera de la vid (I). a, Síntomas foliares de yesca en su forma lenta; B, Síntomas internos de yesca: podredumbre seca y esponjosa (García-Jiménez y Armengol, 2010).

En la actualidad no existen productos curativos para las enfermedades de madera, por lo que el medio de lucha más eficaz es la prevención. Dentro de las medidas preventivas recomendadas se encuentran:

  • Desinfectar las herramientas de poda periódicamente, como hemos mencionado anteriormente.
  • Cuando durante la poda se detecte algún tipo de necrosis o podredumbre, se debe ir cortando hasta encontrar tejido sano.
  • Retirada y quema de los restos de poda para reducir el inóculo.
  • Evitar los días excesivamente fríos, pues la madera se torna quebradiza haciendo que los cortes de poda no sean limpios.
  • No podar en días de lluvia o niebla, ya que la dispersión de este tipo de hongos y su desarrollo sobre los cortes se verían acentuados. Incluso se recomienda no podar los días siguientes a un periodo de precipitaciones.
  • Evitar también las primeras horas del día, pues el posible rocío o humedad sobre los árboles pueden ser perjudiciales.
  • Las superficies de corte de más de 5 centímetros deben ser selladas y/o tratadas con algún producto cicatrizante/fungicida.

En referencia a esta última medida preventiva, desde el Departamento Técnico de Cultifort recomendamos CULTISANO Cu. Se trata de un formulado a base de cobre quelatado con EDTA y quitosano.

El quitosano es un polímero natural de aminopolisacáridos procedente de la quitina y precursor de las quitinasas y glucanasas. Este tipo de proteínas, conocidas como “proteínas relacionadas con la patogénesis” (proteínas PR), son producidas por las plantas tras el ataque de algún agente patógeno. Son sintetizadas tras la activación del mecanismo de Resistencia Sistémica Adquirida (SAR), que es uno de los mecanismos de autodefensas de las plantas. Estas proteínas PR tienen capacidad antimicrobiana, atacando la pared celular de bacterias y hongos.

Los tratamientos con CULTISANO Cu aportan dos frentes de acción:

  • Externo: el quitosano crea una película protectora sobre los cortes de poda que previene la colonización de los mismos por parte de agentes patógenos externos.
  • Interno: el cobre es un elemento con capacidad fungicida y bactericida, involucrado en la autodefensas de las plantas y necesario para muchas funciones de las mismas.

De esta forma, el árbol queda protegido por la doble acción de CULTISANO Cu, previniendo eficientemente del ataque de hongos y bacterias, evitando el problema antes de su aparición.

CULTISANO Cu es un producto biodegradable, no tóxico, bioactivo, sin plazo de seguridad y certificado para su uso como insumo en Agricultura Ecológica.

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