El paso del verano al otoño no es una transición suave y progresiva, sino que se caracteriza por tener grandes altibajos de temperatura y repentinos cambios atmosféricos, que tan pronto nos llevan a un tiempo puramente otoñal, como a unos días de calor veraniego. Se avecina un inminente cambio de tiempo en el que probablemente pasaremos a tener una situación climática muy impredecible y aleatoria, con posibilidad de abundantes y fuertes lluvias, tal y como viene sucediendo en los meses de septiembre de años anteriores.

Estamos en una de las épocas del año en la que la evolución de la atmósfera es más impredecible a corto y medio plazo. Las fechas equinocciales, que marcan tanto la transición del invierno a la primavera, como del verano al otoño, son particularmente movidas en lo meteorológico, ya que en ese par de épocas del año la circulación atmosférica en latitudes medias está en plena fase de ajuste. A partir de la segunda mitad de agosto y primera de septiembre, durante la lucha entre el frío y el calor, se cuelan hacia el sur entradas de aire frío, que son las responsables de que el tiempo cambie bruscamente y se imponga, transitoriamente, el tiempo otoñal. Durante estos cambios bruscos de tiempo, con importantes bajadas y subidas de temperatura, tampoco falta lo que da lugar, a veces, a las tan temidas Depresiones Aisladas en Niveles Altos o DANAs.

El estado ya avanzado del ciclo productivo de muchos cultivos, algunos cosechados y otros aún no, hace que las plantas se muestren muy sensibles a las fuertes y abundantes lluvias o tormentas que acompañan a una DANA y que muchas veces se presentan en forma de granizo. Daños directos provocados al fruto o sobre el tejido foliar, con la consecuente pérdida de calidad y cantidad de cosecha, son los daños más directos. Pero no hay que olvidar los daños indirectos que pueden sufrir nuestros cultivos como consecuencia de un encharcamiento. Pues la asfixia radicular también compromete la supervivencia de la planta, un daño, si cabe, más grave a medio y largo plazo.

Por todo ello, es muy importante tener un seguro agrario ante situaciones meteorológicas de esta magnitud, que desafortunada y cíclicamente suelen repetirse.

Transcurrido el temporal, es imprescindible actuar de manera rápida y recuperar la salud del suelo para así evitar la asfixia radicular y el desarrollo de agentes patógenos que puedan causar enfermedades al cultivo. Por ese motivo hay que realizar tratamientos efectivos de recuperación.

La falta de oxígeno en el suelo perjudica el desarrollo radicular ya que dificulta la respiración de las raíces, lo que hace que la planta consuma sus reservas y puede provocarle la muerte si se prolonga la escasez de oxígeno en el tiempo.

En los suelos inundables donde las raíces pueden permanecer largo tiempo sometidas a humedades excesivas con carencia de oxígeno, OXIFORT puede aportarlo, de forma directa.

OXIFORT es una fuente de oxígeno que, puesta en el suelo, al alcance del sistema radicular de la planta, le proporciona notables beneficios.

OXIFORT se presenta en forma sólida soluble en agua donde lentamente va liberando el oxígeno.

Su acción mantiene el suelo oxigenado, con acciones terapéuticas frente a hongos anaerobios del suelo, otros microorganismos y algas.  OXIFORT desinfecta el suelo, impidiendo la proliferación de patógenos nocivos.

El oxígeno facilita la nitrificación y por consiguiente mejora la fertilidad del suelo y muy importante en estos momentos, mejora la estructura física del mismo, lo que propicia una mejor oxigenación de las raíces y circulación del agua.

Además, por sus especiales características, OXIFORT se puede aplicar tanto directamente al suelo como disuelto en el agua de riego.

El Departamento de Química y Edafología de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) realizó un ensayo con el objetivo de comparar y evaluar la eficacia de OXIFORT respecto al peróxido de hidrógeno (H2O2), comúnmente denominado agua oxigenada.

Los resultados demostraron que para intentar igualar el efecto que se obtiene con OXIFORT en la liberación de oxígeno, se debería aumentar hasta 25 veces la concentración de (H2O2).

Los efectos de las soluciones analizadas con OXIFORT son más relevantes, aportando una mayor cantidad de oxígeno en el agua. La reacción H2O + OXIFORT es progresiva y tiene una  mayor duración de aproximadamente 4 días, presentando su valor máximo al segundo/tercer día. Al quinto día se estabiliza alcanzando su valor inicial.