Los fresones pertenecen a la familia Rosaceae y al género Fragaria. Mientras que la fresa es una planta salvaje que crece en bosques, jardines y huertos, el fresón nació en el siglo XVIII como un híbrido creado por botánicos franceses. La fresa es de menor tamaño y de color menos intenso, siendo además, blanca en su interior, mientras que el fresón, por el contrario, presenta el color rojo también en su interior. Respecto a las diferencias gustativas, el fresón presenta un sabor más dulce, mientras que la fresa es más ácida. Entre sus propiedades, ambos frutos son ricos en agua, fructosa, glucosa y xilitol, pero sobre todo, destacan por su gran contenido en polifenoles, antioxidantes naturales, especialmente en vitamina C. Una vez hecho este breve repaso y matizado las diferencias entre ambos frutos, en el presente Cultinews nos referiremos al cultivo del fresón en particular.

 

España es el tercer productor a nivel mundial de fresón, por detrás de China y Estados Unidos, con un total de 344.679 toneladas en algo más de 7.000 hectáreas (Anuario de Estadística 2019. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación), y el mayor exportador a nivel mundial, abasteciendo principalmente a la Unión Europea.

 

La importancia económica de este cultivo ha propiciado un alto grado de perfeccionamiento en el mismo, tanto a nivel genético y de manejo productivo como a nivel de post-cosecha. Ya hemos tratado algunos temas relacionados en Cultinews anteriores, concretamente la mitigación del estrés post-trasplante y el control de pudriciones y el manejo de la vida post-cosecha. En el presente Cultinews nos centraremos precisamente en el manejo productivo y, más concretamente, en la maduración de la fruta.

Desde un punto de vista agronómico, los cultivares de fresón se pueden clasificar en tres grupos: reflorecientes o de día largo, no reflorecientes o de día corto, y remontantes o de día neutro. La floración en los dos primeros casos se induce por un determinado fotoperiodo, mientras que este factor no interviene en el tercero. En cualquier caso, no sólo influye el fotoperiodo, sino las temperaturas u horas de frío que soporta la planta.

 

Las variedades habitualmente cultivadas en Huelva son de tipo no reflorecientes, debido principalmente a la suavidad de las temperaturas invernales y que propician una actividad vegetativa casi ininterrumpida a lo largo de todo el año. En este caso, el factor limitante del crecimiento son las altas temperaturas estivales.

 

Las necesidades de horas de frío, con temperaturas por debajo de 7ºC, para un buen desarrollo vegetativo y fructificación posterior, no se satisfacen en las condiciones climáticas onubenses. Ello obliga a desarrollar las plantas en latitudes altas, de forma que una vez acumulada la cantidad de frío necesaria para cada cultivar, dichas plantas son trasladadas al litoral onubense para fructificar y producir. Una acumulación de horas de frío insuficiente origina un desarrollo débil de las plantas, que dan frutos blandos y de vida comercial reducida. Un exceso de frío acumulado, por otra parte, da lugar a producciones más bajas, un gran crecimiento vegetativo y la aparición de estolones prematuros.

 

Tras la primera floración y una vez la planta comienza a fructificar, las temperaturas inferiores a 12ºC son perjudiciales para la buena maduración del fruto, dando lugar además, a frutos deformados. La temperatura óptima para producir fresones de calidad se sitúa entre los 14 y los 21ºC. Por encima de este rango, la maduración y coloración del fruto se produce de manera muy rápida, impidiendo que este alcance un tamaño comercialmente apto.

 

Respecto al fotoperiodo, para garantizar una correcta maduración de la fruta, las plantas deben tener entre 8 y 10 horas de luz al día, o incluso más. Esto se debe a que el fresón es una planta que moviliza azúcares continuamente, necesitando por tanto la energía procedente de la luz solar para poner en marcha todo el complejo mecanismo de la fotosíntesis.

Desde el departamento técnico de Cultifort, recomendamos aplicaciones semanales de BVC 2021 y FERKOLOR durante el periodo de maduración de la fruta, siempre y cuando las condiciones sean las adecuadas.

 

  • BVC 2021 es una combinación de algas marinas, aminoácidos, nitrógeno y azúcares reductores, que promueve el inicio de la actividad fisiológica de la planta, estimula la formación de hojas y flores, retrasa la senescencia foliar, mejora la calidad de los frutos y adelanta la maduración. Se trata de un potente activador metabólico de la planta, incluso cuando las condiciones son adversas. Y ahora su formula se ha mejorado mediante la Biotecnología Activadora CULTITEK, reforzando aún más su efecto sobre la biosíntesis de clorofila y la actividad fotosintética.
  • FERKOLOR es una formulación líquida de potasio, calcio, boro y nitrógeno que promueve la formación de frutos con mayor calibre, coloración, firmeza y calidad. Ayuda a que los frutos maduren de manera uniforme y escalonada, mejorando la acumulación de azúcares y previniendo de pudriciones apicales y reblandecimientos de la fruta.

Ahora bien, cuando las condiciones de temperatura y fotoperiodo no son las descritas en párrafos anteriores, como pueden acontecer por ejemplo en días de invierno o días nublados, siendo estos más cortos, con menos horas de luz y más fríos, la fruta madurará de manera más lenta, incluso en ocasiones, con dificultad para alcanzar el color comercial óptimo. En este caso, la recomendación de aplicar BVC 2021 sería casi un imperativo, haciéndose conjuntamente con FASKOLOR. Este producto es una formulación líquida con potasio, ácidos orgánicos y complejos peptídicos seleccionados para acelerar la síntesis de antocianinas, mejorando así la coloración, la calidad y la vida postcosecha del fruto. En este caso, como decimos, su aplicación se hace esencial cuando los días son más cortos, con menos horas de luz y más fríos, consiguiendo dar un último “empujón” a la maduración de los frutos. También se recomienda aplicar cuando la planta soporta una alta carga productiva que hace que los frutos más adelantados no terminen de madurar correctamente.