Este artículo trata los puntos clave del cultivo de la vid, teniendo en cuenta la necesidad de ofrecer una aportación equilibrada de los nutrientes y agua en todo momento. 

Clima y temperatura adecuados

Cuando elegimos una cosecha tenemos en cuenta el clima y la temperatura del lugar en el que vamos a realizar la plantación.

Cada año pueden producirse variaciones que alteren la cosecha final, por lo que debemos asegurarnos de que existe un margen suficiente para que, ya sea un año más frío de lo habitual o más caluroso, tanto las plantas como el fruto puedan crecer y madurar sin inconvenientes.

Podemos hacer uso de otros recursos que nos permitan estabilizar un poco estos niveles. En la actualidad tenemos a nuestra disposición desde elementos que permiten aumentar o disminuir la humedad, hasta otros que protegen nuestra cosecha de las fuertes precipitaciones, del granizo, o incluso podemos regular aspectos tales como la temperatura.

No obstante, en la mayor parte de casos esto no es necesario, ya que precisamente la vid cuenta con un buen margen para adaptarse a las condiciones normales del clima.

Si nuestra plantación se encuentra en una zona propensa al desarrollo de la Botrytis, podemos hacer uso de CultisilK, un producto a base de silicio y potasio, ideal para reducir la humedad relativa, y con ella, los riesgos de sufrir un ataque de este hongo causante de la podredumbre gris a la par que mejoramos el engorde y maduración de la uva. CultisilK, además, crea una capa protectora sobre la superficie de la planta, ayudando a amortiguar el régimen térmico y reduciendo la incidencia de daños por insectos picadores/chupadores, tales como el mosquito verde.

De todas formas, hay que recordar que, lo mejor es orientar la plantación hacia el sol, lo cual implica que en el hemisferio sur tendrá que mirar hacia el norte, mientras que en el hemisferio norte tendrá que mirar hacia el sur.

Trabaja el suelo y cárgalo de nutrientes

Un error que puede llegar a ser fatal en el cultivo de la vid es el de no trabajar y nutrir el suelo de forma suficiente.

La vid necesita un suelo que sea rico en hidróxido de potasio, además de que es muy importante que no haya un exceso de humedad en el mismo, es decir, tenemos que asegurarnos de que utilizamos un buen sistema de drenaje para evitar la podredumbre así como las plagas y enfermedades que se producen por un suelo excesivamente húmedo.

Por otra parte, también hay que tener en cuenta que la aportación de nutrientes tiene que estar bien regularizada, de manera que podamos obtener una cosecha suficiente, tanto en cantidad como en calidad.

Esto significa que si existe un exceso de abono, vamos a obtener una mayor cosecha, pero a la vez la calidad de la misma será inferior. Y por el contrario, con un abonado deficiente no conseguiremos un buen rendimiento en cosecha, lo cual no significa necesariamente que vayamos a tener una uva de calidad.

Recordemos la importancia de aportar nutrientes de calidad que nos permitan corregir aquellas carencias habituales que se suelen dar en las plantaciones.

En este sentido tenemos una amplia variedad entre las que elegir como lo son los productos Cultifort Mix, Ferrofort, Cultiboro Plus y Microvital-L, siendo cada uno de ellos de utilidad en función de lo que queramos trabajar exactamente, es decir, si sólo queremos corregir la falta de microelementos esenciales, si queremos obtener un aporte extra de hierro, si queremos fomentar el transporte de azúcares y nutrientes hacia el fruto.

Toda nutrición parte de un buen estado del suelo. Para ello, recomendamos Microvital – L. Se trata de una enmienda orgánica rica en magnesio y microelementos, que actúa sobre los parámetros físico-químicos del suelo, además de activar la microbiota del mismo. Posee complejos orgánicos que, además de mejorar el desarrollo de los microorganismos, acomplejan nutrientes presentes en el medio, mejorando su movilidad y facilitando su asimilación y su transporte en la planta. Microvital – L corrige carencias de magnesio, boro, hierro, manganeso y zinc; mejora la capacidad de intercambio catiónico (CIC), la relación C/N, el complejo arcillo-húmico, la infiltración y retención de agua, y un largo etc., que se traduce en una mejora de la fertilidad del suelo. Las moléculas flavonoides contenidas en Microvital – L, como polifenoles que son, actúan como antioxidantes naturales, protegiendo a la planta, por ejemplo, de los efectos negativos de la radiación UV; retrasan la senescencia foliar, manteniendo a la planta fotosintéticamente activa durante más tiempo, mejorando la calidad de los frutos y fortaleciendo a la planta frente a distintos tipos de estrés.

Cuida bien las fechas y volumen de riego en el cultivo de la vid

Como os decíamos, un exceso de humedad puede llegar a ser fatal para nuestra cosecha. De hecho, un suelo excesivamente húmedo, también puede llevarnos a una pérdida sustancial de la calidad final del producto.

Por ello, no debemos olvidar que también debemos trabajar sobre el contenido de humedad del suelo mediante un correcto programa de riegos que debe ser complementado con una  aportación suficiente de agua y nutrientes para lograr una buena producción a través del equilibrio en el cultivo de la vid.

Las necesidades de riego deben adaptarse a las distintas fases de desarrollo y de producción, lo cual es lo que nos va a ayudar a conseguir una cosecha en el momento adecuado y con la calidad que buscamos.

Si por un mal manejo del programa de riegos o por un exceso de precipitaciones en un momento determinado, se produjera un exceso de humedad en el suelo, podemos reducirla mediante el uso de Oxifort, un oxigenador de suelo que mejora la circulación del aire y el agua en el mismo, reduciendo los síntomas de asfixia radicular e impidiendo el desarrollo de microorganismos patógenos como por ejemplo Phytophtora, mientras que favorece el desarrollo radicular, la estructura del suelo (porosidad), los procesos de nitrificación y el desarrollo de la flora aerobia, beneficiando la transformación de nutrientes y su asimilación radicular.

Una poda adecuada, clave para una buena cosecha

La poda también va a ser un paso esencial para una buena producción, y aquí podemos englobar también los injertos.

No debemos olvidar que no sólo es importante aportar nutrientes a la planta, sino que nos debemos asegurar de que siempre se ajusta a unos consumos estándar que le permitan crecer fuertes, prevenir enfermedades y hacer frente a plagas, y por supuesto, también conseguir que el fruto tenga un desarrollo correcto.

Si quieres conocer los aspectos más importantes sobre la poda de la vid, te invitamos a leer nuestra Cultientrevista sobre el tema a todo un experto, Jesús Yuste.

El momento perfecto para la recolección

La recolección de la uva es un proceso que debemos cuidar y mimar desde el primer momento. Hablamos de un fruto que es delicado, y que requiere un tratamiento especial, de manera que hay que extremar las precauciones, puesto que es una pena que un buen producto que hemos trabajado a lo largo del año, se acabe estropeando por una mala recolección.

Por ello, es recomendable realizar la recolección manual, seleccionando los racimos más sanos y de madurez homogénea, frente a los racimos con oídio, podredumbres, de madurez heterogénea, u otro tipo de depreciación de calidad. Los racimos cosechados deben depositarse cuadadosamente en cajas de 15 – 20kg y ser transportados a la bodega para poder procesarlos en el menor tiempo y con la temperatura más baja posible.

Cuidado con las plagas y las enfermedades más comunes del cultivo de la vid

No debemos olvidar que también es esencial que llevemos un control exhaustivo de  las plagas y las enfermedades, de las cuales debemos prestar especial atención a las más comunes en nuestra zona.

Hay casos en los que tenemos suerte y no nos vemos afectados con demasiada regularidad, pero en otros, podemos dar por hecho que, si no actuamos, al final acabamos pagando una elevada factura.

En cualquier caso, lo mejor que podemos hacer es garantizar la seguridad, y para ello es recomendable actuar de manera preventiva, aportando productos que fomenten las defensas en la planta como pueden ser Cuviol Plus, Cultimar Plus, Spiralis Eco Long Life o Foliquino. Cada uno de ellos se va a adaptar a nuestras necesidades, realizando aportes que dependerán de las propias carencias de nuestra zona en particular.

Y por supuesto, también os recordamos que tenemos la posibilidad de aplicar Cultisano Cu, un bioprotector ecológico que previene que los tejidos sean colonizados por agentes externos que pueden afectar negativamente a la planta o al fruto.