INTRODUCCIÓN

El almendro es uno de los cultivos frutales más importantes en extensión, después del olivar y el viñedo, tanto a nivel andaluz como nacional. Tradicionalmente se ha implantado bajo malas condiciones del medio físico (orografía, clima y suelo), siendo además cultivado en régimen de secano.

En gran parte de la superficie cultivada estas malas condiciones son extremas, dando lugar a un cultivo marginal cuyas producciones no superan los 200 kg/ha de almendra grano. La baja productividad de estas plantaciones tiene un componente muy importante en las limitaciones insalvables que suponen las malas condiciones del medio (suelos pobres, secano, etc.), pero también hay otro componente negativo debido al manejo que, con relativa frecuencia, se hace del cultivo (insuficiente aplicación de abonos y fitosanitarios, deficiente polinización, variedades tempranas y sensibles a heladas y enfermedades, etc.). Al igual que en otros sectores económicos de nuestra sociedad, durante los últimos años, la agricultura ha tenido la necesidad de evolucionar para garantizar la rentabilidad de las explotaciones. La búsqueda de sistemas más productivos y eficientes ha sido, por tanto, el objetivo común de muchos cultivos frutícolas.

El almendro exigencias del cultivo, material vegetal y nutrición

En países de más reciente implantación del almendro, como Estados Unidos, se apostó por un cultivo “intensivo”, bajo condiciones óptimas de suelo y clima, con altas dotaciones de riego y muy tecnificado. En estas circunstancias están alcanzando unos niveles productivos en torno a los 2.500 kg/ha de almendra grano.

En los últimos años, el almendro ha pasado de ser un cultivo marginal que se desarrollaba en los suelos pobres y áridos de los campos españoles a una producción alternativa a otros frutales, al olivar, a los cítricos, incluso a cultivos herbáceos extensivos. A este hecho hay que sumarle el incremento de la demanda de almendra, especialmente en Estados Unidos, donde California, zona productora más importante del mundo, no es capaz de abastecer el 100% de la demanda de su propio mercado.

Superficie y producción de almendras en España

 

Esta situación unida a otros factores, como el impulso de nuevas variedades de floración tardía (marzo y abril) que no sufren los efectos de las heladas, la implantación del riego (generalmente deficitario) y la mecanización, han provocado un cambio significativo del cultivo del almendro en España. Estas nuevas plantaciones presentan unas características muy diferentes a las que se dan en las tradicionales, siendo necesarios nuevos criterios de cultivo adaptados a este tipo de plantaciones.

Según la FAO (Faostat), la superficie total dedicada al cultivo del almendro en el año 2018 fue de 2.071.884 ha, siendo España el país que más superficie destina al cultivo de almendra con 657.771 ha, seguido de Estados Unidos con 441.107 ha. En lo que a producción se refiere, Estados Unidos se sitúa a la cabeza con un 1.871.500 Tm, seguido de España con 337.915 Tm. Se ha de tener en cuenta que en España los rendimientos medios oscilan entre los 350-400 kg/ha, mientras que en Estados Unidos se llegan a alcanzar los 4.000 kg/ha, debido al carácter más intensivo de sus plantaciones, la disponibilidad de agua, utilización de variedades de elevado rendimiento y su localización en terrenos prácticamente libre de heladas.

En España la producción de almendra se concentra principalmente en las Comunidades del litoral mediterráneo: Andalucía, Castilla La Mancha, Comunidad Valenciana, Murcia, Aragón y Cataluña (Figura 1). Esta producción resulta muy variable debido a la sequía y a la incidencia de las heladas, que afectan a la floración y al posterior cuajado del fruto.

EXIGENCIAS

El almendro es un cultivo típicamente mediterráneo, adaptándose a condiciones edafoclimáticas muy diversas. Es capaz de soportar las elevadas temperaturas durante el verano y los intensos fríos invernales. Puede sobrevivir a largos periodos de sequía y ser cultivado en terrenos muy pobres. No obstante, todas estas circunstancias afectarán negativamente a sus niveles productivos, siendo estos tanto mayores, cuanto mejores sean las condiciones medioambientales.

Exigencias del cultivo del almendro

Clima

  • Temperatura

Para los frutales de zona templada, como es el almendro, el rango de temperaturas óptimo para la actividad fotosintética se sitúa entre 25-30 ºC, dándose una fuerte reducción con temperaturas inferiores a 15 ºC o superiores a los 35 ºC.

Para que se inicie el periodo vegetativo y tenga lugar una correcta floración y cuajado del fruto, se deben de cubrir unas necesidades de frío invernal y, posteriormente, unas necesidades de calor. Para cuantificar las necesidades de frío invernal se utiliza el concepto de horas frío (HF), que son el número de horas que debe de pasar el árbol con temperaturas inferiores a 7,2 ºC. El almendro presenta unas bajas necesidades en HF (entre 100-400, según variedades), siendo similares a las de otros frutales típicamente mediterráneos, como la higuera o el olivo.

El almendro es una de las especies frutales más resistentes al frío en el periodo de parada vegetativa invernal, pudiendo soportar temperaturas inferiores a los -15 ºC. Los frutos recién cuajados son los órganos más sensibles a las heladas, seguidos de las flores y yemas hinchadas. Estos órganos pueden verse dañados con temperaturas ligeramente inferiores a los 0 ºC. El almendro es uno de los frutales que tiene una floración más temprana, aunque, como se verá más adelante, se dan grandes diferencias varietales respecto a la fecha de floración. Por ello, en zonas con riesgo de heladas habrá que poner especial cuidado en escoger variedades de floración tardía (Arquero, 2013).

Las altas temperaturas pueden provocar un grave perjuicio para las plantas. Como se ha comentado anteriormente, por encima de los 35 ºC la actividad fotosintética se ve seriamente reducida, entrando los árboles (sobre todo cuando están en condiciones de secano) en lo que se conoce como parada vegetativa estival. Temperaturas más elevadas, por encima de los 40 ºC, pueden provocar la deshidratación, necrosis y caída de hojas, daños al fruto y quemaduras de la madera.

  • Pluviometría

Es una de las principales limitaciones productivas. Normalmente, las precipitaciones en los países de clima mediterráneo son escasas y mal repartidas a lo largo del año, existiendo un periodo de déficit hídrico que abarca el verano y parte de la primavera y el otoño. A este hecho, se le suma la frecuente consecución de años secos. El almendro es un cultivo bien adaptado a las condiciones de secano, aunque su producción se ve incrementada de manera importante con la puesta en riego.

  • Humedad relativa

Es un factor de gran importancia, ya que valores muy altos o excesivamente bajos de humedad relativa (HR) inducen el cierre estomático en la planta, afectando negativamente a la actividad vegetativa y reproductiva. Así mismo, la incidencia de las enfermedades se ve muy favorecida en condiciones de alta HR, lo que puede llegar a ser un factor limitante para la implantación de cultivos.

Podemos controlar, en parte, la HR dentro de la plantación mediante técnicas de cultivo. Así, por ejemplo, el diseño de la plantación y los sistemas de formación y poda, pueden disminuir la densidad de los árboles y de la copa, de forma que se mejore la ventilación dentro de la plantación.

  • Viento

Los vientos fuertes aumentan considerablemente la tasa de transpiración, provocando un estrés hídrico a la planta. También potencian el efecto negativo de las temperaturas extremas, de las mínimas en invierno y de las máximas en verano. La formación de los árboles se ve muy dificultada en zonas con vientos constantes. Al igual que ocurre en condiciones de lluvia o de niebla, la actividad de las abejas queda disminuida con los fuertes vientos, lo que incide negativamente en la polinización. Por último, vientos muy fuertes pueden provocar daños físicos en la arboleda: caída de flores y de frutos, rotura de ramas, pudiendo llegar a tumbar árboles enteros (Arquero, 2013).

En zonas de fuertes y frecuentes vientos es necesaria la colocación de tutores para garantizar el anclaje y verticalidad del árbol en los primeros años. También es importante un buen diseño de la plantación, de forma que se facilite la circulación del aire, así como una intensidad de poda adecuada, que aclare lo suficientemente la copa para que no haga efecto de pantalla.

El cultivo del almendro

Suelo

  • Propiedades físicas

      • Textura

Los suelos pesados o arcillosos pueden presentar problemas de falta de aireación y de poca movilidad de agua. Por el contrario, tienen más capacidad de retención de agua y nutrientes. Los suelos limosos tienen una problemática similar, además de una mala estructura que favorece la formación de costras y la erosión. Los suelos arenosos son muy permeables, apenas retienen agua o la pierden muy rápido por percolación, aunque facilitan el crecimiento de las raíces y el movimiento de aire y agua, también son sueltos y fáciles de labrar, pero resultan suelos poco fértiles y con escasa capacidad de retención de agua.

 

Los suelos pesados pueden presentar problemas de encharcamiento y falta de aireación, ocasionando la asfixia radicular a la cual el almendro es muy sensible. Para evitarlo, se recomienda utilizar portainjertos resistentes o con un sistema radicular superficial, realizar drenajes previos a plantación y/o hacer las plantaciones en caballón.

      • Profundidad efectiva

La profundidad efectiva de un suelo suele estar condicionada por la presencia de una capa freática o de un horizonte endurecido. Este último puede ser de naturaleza petrocálcica (acumulación de carbonato cálcico), argílica (acumulación de arcilla), o de material parental rocoso. Todos ellos suponen un impedimento físico para el desarrollo en profundidad de las raíces, influyendo en la capacidad de las mismas para extraer agua y nutrientes del suelo. Esto condiciona los estados vegetativos y productivos del cultivo, especialmente en secano.

Las labores profundas de subsolado previas a la plantación pueden mejorar considerablemente la profundidad útil, al romper los horizontes petrocálcicos, así como la suela de labor o la compactación que pueda tener el suelo.

El almendro puede cultivarse en suelos poco profundos, aunque hay que tener siempre presente que, a mayor profundidad efectiva del suelo tendremos mayor desarrollo radicular y una más alta disponibilidad de agua y nutrientes, mejorándose considerablemente los estados vegetativo y productivo del árbol.

  • Propiedades químicas

Entre las propiedades químicas más importantes del suelo figuran (FAO, 1984):

      • Materia orgánica: cuyo óptimo debería situarse en torno al 2%, siendo habitual en muchos suelos donde se cultiva el almendro no superar el 1-1,2%. Por lo tanto, la fertilización orgánica es uno de los aspectos a mejorar en el cultivo.
      • Carbonatos, tienen una acción positiva sobre la estructura del suelo y sobre la actividad de los microorganismos, pero pueden disminuir los rendimientos del cultivo limitando la respuesta a la fertilización cuando se encuentran en concentraciones superiores al 20%.
      • Caliza activa, son partículas finas de carbonatos, muy activas químicamente y que pueden interferir en el normal desarrollo del almendro cuando superan valores de concentración del 9%
      • pH, influye en gran medida en el desarrollo del cultivo determinando la solubilidad de los elementos nutritivos, el desarrollo de microorganismos, la velocidad de los procesos de humificación y de mineralización y la capacidad de adsorción de cationes en el complejo de cambio. El almendro tolera suelos con pH comprendidos entre 5,5 y 8,4.
      • Salinidad, medida a través de la Conductividad Eléctrica (CE), que determina los principales cationes (sodio, calcio, magnesio y potasio) y aniones (sulfatos, cloruros, carbonatos y bicarbonatos) en el suelo. El almendro es un cultivo relativamente tolerante a la salinidad del suelo, pudiendo desarrollarse hasta valores de 4 dS/m de CE, sin embargo, por encima de 1,6 dS/m empezaría a mermar la capacidad productiva del cultivo.
      • Niveles de fertilidad. Una relación C/N de 10-12 con un porcentaje de nitrógeno total (Kjeldahl) de 0,11-0,2, serían los óptimos para el almendro.

Agua de riego

Las principales consecuencias negativas que puede presentar el uso de un agua de riego de mala calidad son la salinización y la sodificación del suelo, así como la fitotoxicidad en la planta, que pueden producir daños severos en el cultivo e incluso alterar gravemente las características físicoquímicas del suelo.

Una relación de absorción de sodio (RAS) superior a 9, niveles de cloro por encima de 355 mg/l y de boro por encima de 3 mg/l, suponen un grado de restricción elevado para el cultivo del almendro. La CE del agua de riego afectará en mayor o menor medida en función de la RAS, aunque podemos situar valores normales de dicho parámetro en el rango comprendido entre 1,1 y 3,2 dS/m (Micke, 1996).

MATERIAL VEGETAL

Al igual que en otras especies frutales, el almendro está compuesto por dos individuos: la variedad, que supone la parte aérea del árbol, y el patrón o portainjerto, que constituye el sistema radicular.

Los actuales programas de mejora genética se crearon con el objetivo de contribuir a incrementar la competitividad de las plantaciones, mediante la mejora de la calidad del material vegetal.

Patrones

A la hora de escoger un patrón habrá que tener en cuenta, entre otros, los siguientes aspectos: compatibilidad con la variedad, homogeneidad de la planta, vigor, longevidad de la plantación, comportamiento frente a condiciones edáficas adversas, adaptación a condiciones climáticas extremas, adecuación al sistema de cultivo (riego/secano, replantaciones, etc.), resistencia a plagas y enfermedades del suelo, influencia sobre productividad y características del fruto.

Los patrones más utilizados en el almendro y sus principales características son (Arquero et al., 2013):

Patrones de almendro más utilizados

Tabla 1. Patrones más utilizados de almendro y sus características principales.

Teniendo en cuenta las exigencias en cuanto a propiedades físicas del suelo y la sensibilidad de los patrones de almendro frente al encharcamiento, desde Cultifort proponemos el uso de OXIFORT para prevenir y/o recuperar almendros que hayan sufrido asfixia radicular. Se trata de un oxigenador de suelos de larga persistencia y efectividad, que además de mejorar la aireación y la circulación del agua en la zona radicular, aportando esponjosidad y porosidad al suelo, detiene el desarrollo de microorganismos anaerobios favoreciendo la microbiota aerobia y beneficiosa, mejorando así la fertilidad del mismo.

Oxifort

Variedad

La disponibilidad de material vegetal de calidad es un factor básico en el establecimiento de las nuevas plantaciones. Las variedades tradicionales tienen características destacables, pero también limitaciones importantes. Así, por ejemplo, Marcona y Desmayo Largueta, de las más difundidas, producen frutos muy apreciados por el consumidor español, sin embargo son de floración temprana (susceptibilidad a daños por heladas), exigentes en poda, sensibles a enfermedades, etc.

Esto pone de manifiesto que no siempre la variedad de mayor potencialidad productiva consigue la más alta rentabilidad. Las heladas, incidencia de plagas y enfermedades, costes de poda, etc., afectan negativamente a los niveles productivos del almendro. Por tanto, los objetivos específicos de los programas de mejora genética se han orientado a la obtención de nuevas variedades teniendo en cuenta características tales como:

Detalle de daños producidos por heladas en flores y frutos de almendro

Figura 2. Detalle de daños producidos por heladas en flores y frutos.

  • Fenología

Las nuevas variedades españolas son de floración tardía o muy tardía, lo que ayuda a evitar o minimizar los daños provocados por heladas. El retraso en la fecha de floración también ayuda a mejorar la efectividad de los agentes polinizadores, pudiendo aumentarse el cuajado, ya que estos trabajan en mejores condiciones meteorológicas (Vargas et al., 2009).

En Cultifort ya tratamos la problemática de las heladas en cultivos leñosos en Webinars anteriores, donde desarrollamos todos los principios utilizados para el control de las bajas temperaturas, tanto previos a la plantación como posteriores a la misma, incluyendo la aplicación de productos nutricionales y/o bioestimulantes.  En este caso, nuestra recomendación fue la de BVC 2021, activador metabólico de la planta incluso en condiciones adversas (temperatura, iluminación, viento, etc.), a base de aminoácidos y algas en emulsión. Además de aumentar la resistencia frente a bajas temperaturas y frente a condiciones meteorológicas adversas, en general, ayuda a superar situaciones de estrés. Incrementa la tasa de fotosíntesis, mejora la asimilación y traslocación de nutrientes, aumenta la síntesis de aminoácidos, péptidos y proteínas y retrasa la senescencia foliar, entre otros muchos efectos.

 

BVC 2021

La fecha de floración tiene un componente genético y otro ambiental. Al depender del régimen térmico existente, la época de floración para una misma variedad y año será distinta en zonas con condiciones climáticas diferentes. Por el mismo motivo, para una misma variedad y localización se pueden registrar fechas de floración muy diferentes en años con climatología muy dispar (Arquero et al, 2013).

Es relativamente frecuente la elección, en plantaciones plurivarietales autoincompatibles, de variedades que no coinciden plenamente en la fecha de floración, lo que provoca una mala polinización y merma de la cosecha. Por todo esto, la época de floración de ser un aspecto a tener en cuenta en la elección varietal.

Otro aspecto fenológico importante a tener en cuenta es el momento de maduración, sobre todo en plantaciones plurivarietales, para establecer el grado de escalonamiento que se desee de la recolección.

diferentes variedades de almendro

Figura 3. Fecha de plena floración de diferentes variedades de almendro en Lérida.

  • Compatibilidad

El almendro es una especie con flores completas (dotadas de los órganos masculinos, estambres; y femeninos, pistilos) y polinización entomófila a través de insectos (principalmente abejas), existiendo variedades autoincompatibles y autocompatibles. En las variedades autoincompatibles es inviable la fecundación de las flores con polen de la misma variedad, mientras que en las autocompatibles si es posible la autopolinización (fertilización del óvulo con polen de la misma variedad). Si el carácter de autocompatibilidad se complementa con una morfología floral que tenga una disposición adecuada de las anteras respecto al estigma, de tal forma que los granos de polen se puedan posicionar en el estigma de forma espontánea, sin necesidad de ser transportados por insectos vectores, se consigue el carácter de autogamia o autofertilidad para una variedad (Figura 4).

El cultivo del almendro - morfología floral

Figura 4. Morfología floral que impide la autogamia (izquierda) y morfología floral que permite la autofertilidad (derecha).

El carácter de autoincompatibilidad exige la implantación de, al menos, dos variedades intercompatibles entre ellas y además coincidentes en floración, siendo aconsejable poner, como mínimo, un 30% de la superficie de la variedad o variedades polinizadoras y el resto de la variedad principal. Así mismo, es estrictamente necesario la presencia de abejas y que, además, se den unas buenas condiciones climáticas (ausencia de lluvia, viento y niebla y temperaturas no bajas) en el periodo de floración, que permitan una buena actividad de las abejas (Arquero et al, 2013).

Variedades de almendro

Tabla 2. Origen y tipo de compatibilidad de las principales variedades de floración tardía.

Con cultivares autocompatibles se pueden realizar plantaciones monovarietales. Si además cuentan con el carácter de autofertilidad, conseguimos que la polinización sea menos dependiente de la actuación de insectos vectores. Por tanto, el carácter de autofertilidad es indispensable para plantaciones monovarietales y/o con escasa presencia de abejas.

La recomendación de Cultifort para mejorar la activación del ciclo vegetativo del almendro, conseguir una floración de mayor calidad y un cuajado más efectivo, es la aplicación de FOLIQUINO. Se trata de un bioestimulante rico en energía que gracias a su formulación con ácidos orgánicos, hacen que sea asimilable tanto por hojas, como por ramas o partes leñosas y por el sistema radicular. Su funcionamiento se basa en la potente acción sistémica del lignosulfonato de aluminio, cuya movilidad, tanto ascendente como descendente dentro de la planta, ayuda a equilibrar la parte aérea y el sistema radicular, mejorando la brotación de yemas latentes y, por tanto, consiguiendo una floración de mayor cantidad y calidad. Entre sus funciones a nivel fisiológico y metabólico, destaca por el aumento en la síntesis de diferentes metabolitos, principalmente los polifenoles (activación del ciclo del ácido shikimico), pero también de fitoalexinas. Ambos conforman parte de los mecanismos de defensa natural de la planta, los polifenoles como antioxidantes naturales, y las fitoalexinas como compuesto antimicrobiano con acción fungicida y bactericida, que ayudan a limitar el desarrollo y proliferación de agentes patógenos. FOLIQUINO también interviene en la construcción de nuevas estructuras celulares y en la regeneración de tejidos vasculares, por lo que supone un importante aliado en la prevención de enfermedades de madera. Además favorece la penetración de nutrientes y mejora la acción sistémica de los tratamientos fitosanitarios.

 

FOLIQUINO

 

  • Facilidad de poda

En plantaciones de regadío bien conducidas, los árboles llegan a tener un gran volumen. EL factor limitante es la iluminación y no la falta de agua como en el secano tradicional. Donde no llega luz no se produce fruto y las ramas envejecen más rápidamente. El vigor varietal, junto con la maquinaria de recogida de almendra utilizada, determinarán el marco de plantación.

Tanto el vigor como el porte condicionarán el tipo y la severidad de la poda a aplicar a cada variedad. Cuando se trabaja con variedades poco vigorosas y muy precoces en la entrada en producción, la formación de una buena estructura del árbol deberá primar sobre la producción, para evitar un posible agotamiento del árbol. Por el contrario, en variedades vigorosas, la poda de formación puede ser de menor intensidad, para forzar una rápida entrada en producción. Además, en variedades de porte cerrado se deberá forzar la apertura de las ramas principales. Por el contrario, en variedades de porte muy abierto se priorizará las ramas principales más cerradas (Miarnau et al., 2015).

  • Resistencia a enfermedades

Existen claras diferencias varietales respecto a la susceptibilidad a las enfermedades. Esto habrá que tenerlo muy presente en aquellas zonas en las que se den condiciones ambientales propicias para la incidencia de enfermedades, ya que su presencia obliga a realizar un mayor número de tratamientos fitosanitarios, y si no se consigue un buen control los daños ocasionados pueden ser muy considerables.

principales variedades de almendro

Tabla 3. Vigor y porte de las principales variedades de almendro.

En las Figuras 5 y 6 se recogen las diferencias varietales respecto a la incidencia de Chancro o Fusicoccum (Phomopsis amygdali), la Mancha Ocre (Polystigma amygdalinum), (Miarnau et al., 2015).

Susceptibilidad de diferentes variedades de almendro al Chancro o Fusicoccum.

Figura 5. Susceptibilidad de diferentes variedades de almendro al Chancro o Fusicoccum. Datos: IRTA (media de 3 años).

 

Susceptibilidad de diferentes variedades de almendro a Mancha Ocre

Figura 6. Susceptibilidad de diferentes variedades de almendro a Mancha Ocre. Datos: IRTA (media de 3 años).

  • Productividad

Se dan claras diferencias varietales respecto a la producción. Los cultivares de floración temprana suelen tener una productividad menor, y los de floración extratardía son claramente menos productivos. En la Tabla 4 se muestra el comportamiento productivo de las principales variedades de floración tardía.

Productividad de las variedades principales de almendro

Tabla 4. Comportamiento productivo de las principales variedades de floración tardía.

El almendro es una de las especies con mayor precocidad de entrada en producción, pudiendo alcanzar al 3º – 4º año unas cosechas considerables.

Sin embargo, hay que diferenciar el comportamiento varietal respecto a la precocidad de entrada en producción con el del nivel o potencial productivo en estado adulto, ya que no siempre están relacionados. Así, hay variedades muy precoces pero que luego su potencial productivo en adulto es bajo, y viceversa.

Otro aspecto productivo importante es el grado de alternancia de la producción o vecería (Figura 7). Siempre es aconsejable que una variedad mantenga una regularidad en las cosechas (Arquero et al, 2013).

Grado de vecería variedades de almendro

Figura 7. Grado de vecería de las principales variedades de floración tardía. Datos: IFAPA (media de 8 años).

  • Características del fruto

Comercialmente es deseable que la almendra tenga un alto peso de pepita y un bajo porcentaje de dobles, aunque actualmente estos valores no suelen influir en el precio de compra a los agricultores.

El valor comercial del cultivo del almendro lo tiene la semilla del fruto (almendra grano, semilla o pepita). El agricultor entrega la almendra en cáscara, una vez eliminada la corteza del fruto. De la partida entregada se toma una muestra y se determina el peso de la pepita o semilla respecto al peso del fruto entero (almendra cáscara). A esta relación, expresada en tanto por ciento, se le denomina rendimiento cáscara/grano, sirviendo para determinar la cantidad total de pepita, sobre la que se hace la liquidación.

Es habitual relacionar un mayor rendimiento cáscara/grano con un mejor nivel productivo. Esta afirmación es errónea, ya que el nivel productivo viene dado por el peso de pepita producido por unidad de superficie, siendo independiente del rendimiento cáscara/grano. Así, hay variedades como ‘Cristomorto’, que tienen una alta productividad con un

bajo rendimiento; mientras que otras, como ‘Supernova’, presentan un alto rendimiento pero una producción media/baja (Arquero et al, 2013).

Características del fruto del almendro

Tabla 5. Características del fruto de las principales variedades de floración tardía. Datos IFAPA (media de 8 años).

NUTRICIÓN Y TRATAMIENTOS DE ENGORDE

Tradicionalmente se ha considerado que mediante el abonado se debería de restituir al suelo las cantidades de nutrientes que la cosecha extraía. Este método de abonado de restitución presenta serias deficiencias que lo hacen desaconsejable, siendo las dos más importantes la falta de respuesta al abonado cuando un elemento está disponible en cantidad suficiente en la solución del suelo, y la no cuantificación del consumo de lujo.

Criterios de abonado de restitución, inmovilizaciones, extracciones y necesidades de fertilizante

Tabla 6. Criterios de abonado de restitución, inmovilizaciones, extracciones y necesidades de fertilizante (kg/ha) por tonelada de almendra en cáscara.

Actualmente se considera que el plan anual de fertilización de los cultivos leñosos se ha de basar en el diagnóstico del estado nutritivo de la planta, determinado mediante el análisis foliar, debiéndose de complementar con una serie de informaciones o referencias, como son: características del suelo, sintomatología que presente la planta, estados vegetativos y productivo y manejo del cultivo.

El análisis foliar es el mejor método para diagnosticar el estado nutritivo del árbol. Permite detectar niveles bajos de nutrientes, antes de que se den deficiencias, establece la respuesta al abonado aplicado y detecta las toxicidades por cloro, boro y sodio.

El resultado del análisis foliar se ha de comparar con los niveles críticos de cada uno de los elementos nutritivos. En la Tabla 7 figuran los valores establecidos para el almendro. Concentraciones por debajo del nivel adecuado, provocan una disminución del crecimiento y de la producción.

Niveles críticos de nutrientes en hoja

Tabla 7. Niveles críticos de nutrientes en hoja de almendro para el mes de Julio.

La fertilización del almendro se realiza, fundamentalmente, mediante aportes al suelo o por aplicaciones foliares.

La forma tradicional y más empleada actualmente es la aplicación directa al suelo. El fertilizante así aportado pasa a la solución del suelo de la que será absorbido por las raíces. Este sistema es el que presenta menor eficiencia, expresada como porcentaje de elemento absorbido por la planta respecto al total aplicado. Las principales pérdidas son por lavado en profundidad y por volatilización a la atmósfera. Para mejorar la eficiencia del abonado al suelo habrá que seguir unos criterios o recomendaciones de aplicación. El abonado se debe de hacer cuando el árbol tenga actividad vegetativa y, por tanto, con mayor capacidad de absorción de nutrientes, siendo recomendado fraccionar la aplicación en dos o tres momentos a lo largo del periodo vegetativo. El fertilizante se ha de distribuir uniformemente en toda la superficie, ya que el sistema radicular, en plantación adulta, explora todo el terreno. Para evitar pérdidas por volatilización se harán aplicaciones localizadas, incorporando el fertilizante al terreno mediante una labor superficial, o bien, se aplicará en superficie inmediatamente antes de las lluvias, para que el agua lo incorpore al suelo.

Mediante la fertilización foliar el abonado es aplicado, mediante pulverización, en forma de solución nutritiva a la copa de los árboles, siendo absorbido por las hojas. Este sistema permite una utilización rápida y eficiente de los nutrientes. Está especialmente recomendado para el aporte de micronutrientes y en aplicaciones de “choque”, para tener una pronta respuesta. Para una mayor eficiencia, las aplicaciones se han de hacer con el árbol en actividad vegetativa y cuando las hojas estén totalmente expandidas; no debiéndose de tratar con fuertes vientos o temperaturas altas.

En plantaciones con riego localizado se recomienda aplicar los fertilizantes disueltos en el agua de riego, técnica conocida como fertirrigación. Este sistema es el de menor coste de aplicación y el que presenta una mayor eficiencia, ya que el fertilizante se localiza en una zona húmeda y con gran concentración de raíces, por lo que la absorción de nutrientes por la planta es máxima. Además, al incorporarlo con el agua de riego la pérdida de fertilizantes por volatilización es mínima. Se aconseja aplicar los fertilizantes con la frecuencia más corta posible, que puede ser semanal o diaria, a lo largo de todo el periodo de riego. De esta forma las concentraciones de fertilizantes en el agua son bajas y se mantienen unos niveles constantes en el suelo (Arquero y Serrano, 2013).

Es muy importante fraccionar las aplicaciones fertilizantes, especialmente la nitrogenada, que se recomienda concretamente en primavera, verano y en otoño, aprovechando la fertilización postcosecha para aportar o restituir los nutrientes que hayan mostrado carencias en el análisis foliar y para asegurar los niveles de aquellos elementos que serán demandados por el almendro en mayor cantidad en la próxima floración e inicio del crecimiento vegetativo. Las aportaciones de potasio son esenciales para obtener buenas producciones, uniformes, con frutos de buen tamaño y para garantizar los niveles productivos del año siguiente.

En cualquier caso, siempre habrá que respetar los productos, concentraciones, formas y momentos de aplicación permitidos o recomendados para las aplicaciones de fertilizantes.

Una de las bases de la nutrición del almendro es la fertilización orgánica, pilar sobre el cual radica la mejora de la comunicación entre la parte inerte o mineral del suelo y la planta. En Cultifort disponemos del mejor producto del mercado, dentro de su categoría, para cubrir el requisito de la fertilización orgánica. Se trata de MICROVITAL – L, formulado hace más de 35 años y cuyos resultados avalan su buena reputación. Se trata de un bioactivador orgánico del suelo, de origen vegetal, rico en magnesio, microelementos, complejos orgánicos y moléculas flavonoides. Además de influir beneficiosamente en los aspectos físico-químicos y biológicos (activa la microbiota) del suelo, evita las carencias de magnesio y de los principales micronutrientes, induce la formación de raíces y la actividad metabólica de la planta, protege frente a los efectos nocivos de la radiación ultravioleta gracias las moléculas flavonoides (polifenoles), que también ejercen su actividad antioxidante retrasando la senescencia foliar, protegiendo a la planta frente a condiciones adversas y confiriéndole una mayor resistencia frente a enfermedades. Los compuestos orgánicos aportados con MICROVITAL – L, no solo acomplejan los nutrientes contenidos en su formulación, sino también los nutrientes presentes en el suelo, de escasa movilidad o bloqueados, mejorando sustancialmente la fertilidad del medio y la nutrición de las plantas.

 

MICROVITAL-L

Los tratamientos enfocados a la maduración y engorde de la almendra deben tenerse en cuenta siempre que queramos obtener altas producciones. Hay que tener en cuenta que a partir de primavera y tras la caída de pétalos, la almendra crece con gran velocidad y cualquier alteración le puede afectar. Si hemos tenido un gran cuajado, lo normal es que el árbol comience a purgar la almendra, esto es, que comience a caer almendrita pequeña. Esto se debe normalmente a varios factores como son:

  • Variedad: hay variedades que tiran más flor que fruto, y otras que tiran almendra pequeña.
  • Nutrición: el almendro tiene unas reservas nutricionales de macro y micronutrientes que provienen del año anterior, por tanto, si las reservas son cortas, lo lógico es que tire más almendras. De aquí la importancia de la fertilización en la última fase del ciclo en la post-cosecha. Aplicar solo nitrógeno no es suficiente.
  • Riego: Si hay un exceso o defecto en el riego, también es causa de caída excesiva de almendra.
  • Viento/Pedrisco: lógicamente aquí no podremos influir en nada, tan solo tener el árbol con buenas reservas para que cueste más trabajo tirarla.

Independientemente del cuajado del árbol, siempre tendremos que tratar en estos momentos con productos específicos para el engorde de la almendra, si queremos alcanzar grandes producciones. Los motivos son los siguientes:

  1. Si hemos tenido un cuajado pobre, por lo menos que la almendra que tengamos tenga un gran calibre, y en consecuencia tengamos kilos de pepita que podamos defender el año.
  2. Por el contrario, si hemos tenido un gran cuajado y no atendemos nutricionalmente el extra, la almendra se quedará pequeña y los kilos serán menores de lo esperado en un primer momento.
  3. Con pequeños incrementos en la producción se justifican plenamente las aplicaciones.
  4. En variedades que carguen mucho, y la almendra no sea muy grande (Penta) está muy aconsejado.

La época y la duración de los tratamientos va a depender de la variedad, el clima, la zona, etc. La regla general sería comenzar a aplicarlos cuando la almendra tenga el tamaño de al menos una moneda de 20 céntimos, y tendríamos de plazo hasta que la cáscara de la almendra termine por hacerse dura (mientras esté la pepita lechosa). En este momento el pellejo ya no crecerá más, y en consecuencia la pepita de la almendra no podrá crecer más.

En el catálogo de Cultifort disponemos de distintas formulaciones especialmente desarrolladas para los estados de maduración y engorde de los frutos.

MACROFOL ROJO PLUS es un NPK soluble, con un equilibrio 15-5-30 formulado con magnesio y micronutrientes. Su composición está diseñada para favorecer el desarrollo, engorde, maduración y consistencia de los frutos, aumentando el almacenamiento de carbohidratos y proteínas en los mismos. Supone además un aporte ideal de nitrógeno, con una concentración que no afecta negativamente a la maduración de los frutos, durante los estados fenológicos en los que más se recomienda su aplicación. MACROFOL ROJO PLUS es un producto altamente soluble, muy estable y que se comporta bien frente a las mezclas con otros productos del mercado, no forma grumos durante su disolución, tiene un pH ligeramente ácido y, lo mejor de todo, es que se trata de un fertilizante exento de cloro.

CULTIFORT K y CULTINEUTRAL K, son dos formulaciones líquidas de potasio de alta riqueza y exentas de cloro. Están diseñadas para favorecer el proceso de engorde y maduración de frutos, incrementando su tamaño y uniformidad, aumentando la síntesis y acumulación de azúcares y mejorando el color y la firmeza de los mismos. Gracias a la tecnología de su formulación, son productos rápidamente asimilables, con alta absorción, movilidad y traslocación en el interior de la planta. Son similares en cuanto a riqueza y sus diferencias radican principalmente en el pH, 9 en CULTIFORT K y 6 en CULTINEUTRAL K, y en la densidad, 1,5 y 1,24kg/l, respectivamente.

CULTINEUTRAL

REFERENCIAS

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